El blog de María Dolores Corujo Berriel
Estamos a punto de cerrar, desde el punto de vista judicial, una de las piezas emblemáticas de la Operación Unión. Quedan algunas jornadas en las que se dilucidará la participación y, en su caso, la culpabilidad de los acusados que no han llegado a acuerdos con la Fiscalía pero el relato ha quedado establecido negro sobre blanco por boca de los propios actores.
Me reitero: se cierra desde el punto de vista judicial, pero quedan otros flancos abiertos, quedan consecuencias pendientes de reparar.
Rectificar es de sabios. Sí, lo es, pero solo si esa rectificación no se queda a medias o no empeora la afirmación anterior. No podemos permanecer callados después de que el presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de la provincia tinerfeña (Ashotel), Jorge Marichal, asegure que “en España, quien se deja explotar es porque quiere” (sic) y pretenda arreglarlo diciendo que su asociación no conoce caso alguno de empresarios que se aprovechen de sus trabajadores.
Hoy una exigua mayoría parlamentaria ha comprometido el futuro de esta tierra y de sus gentes. Clavijo ha impuesto la suma de 33 votos a la exigencia democrática de articular un consenso reforzado a la hora de decidir sobre nuestro territorio.
La reforma del Sistema Electoral canario es, sin lugar a dudas, uno de los retos más importantes de los que deberá abordar el Parlamento de Canarias a lo largo de esta Legislatura.
La crisis económica y el papel jugado a la hora de afrontarla por las instituciones de todos los ámbitos ha provocado una crisis política sin precedentes, caracterizada por la desafección hacia la gestión pública, los políticos y sus organizaciones y una exigencia generalizada de cambio, más que de cambios.
Leíamos recientemente en la prensa que el 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años considera inevitable o aceptable, en algunas circunstancias, controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades o decirles lo que pueden o no hacer.
Recordaba Iñaki Gabilondo esta mañana el viejo lema sindical “Derecho al trabajo y trabajo con derechos”. Y quiero agradecerle la mención y al mismo tiempo, hacerla mía. Debemos volver a exigir condiciones laborales dignas y que den seguridad y confianza a los trabajadores y trabajadoras y a sus familias.
La Ley contra la violencia de género o la Ley de Igualdad, constituyen auténticos hitos de los que las mujeres y los hombres socialistas podemos sentir un legítimo orgullo.
Sin embargo, no podemos contentarnos y menos aún caer en la autocomplacencia. La historia demuestra que los cambios sociales son mucho más lentos, y más complejos, que los cambios legislativos.
En especial, después del auténtico cuatrienio negro que ha supuesto el mandato de Mariano Rajoy, la desigualdad sigue haciendo estragos.
He de confesar que me he sentido emocionada ante la noticia del embarazo de la presidenta andaluza. No por el embarazo en sí, sino por lo que representa.
Frente a las declaraciones disparatadas de la presidenta del Círculo de Empresarios cuestionando la oportunidad de contratar mujeres en edad fértil, la imagen de Susana Díaz embarazada se sumará a la que en su día ocupó las fotos de portada de la prensa nacional, Carme Chacón pasando revista a las tropas en avanzado estado de gestación.
Como cada 27 de septiembre llega el Día Mundial del Turismo que este año se celebra con el lema, elegido por la ONU, “Turismo y desarrollo comunitario”.
El desarrollo comunitario, según la doctrina de la ONU, exige tanto la implicación de las comunidades locales en la toma de decisiones que les afectan, como su participación en la cadena de valor del sector, por lo que cabe preguntarse precisamente por la participación de la sociedad insular en los beneficios producidos por el turismo.