El clientelismo, el derroche y la sinrazón se han hecho fuertes en el feudo de Marciano Acuña, allá en el norte de Lanzarote. El último gesto de la política caciquil basada en la compra de voluntades que sustituye a la democrática voluntad de diálogo y a la transparencia es la liberación de la edil Elizabeth Socas, que se suma a la más que previsible del nuevo concejal que se incorpora a la Corporación y que constituirá el sueldo número nueve.
Así las cosas, nos encontramos con un panorama inédito en el municipio, en el que los políticos que cobran de las arcas públicas son más que los trabajadores del departamento de Servicios Sociales o de la Oficina Técnica.
Y la casa, sin barrer: las carreteras llenas de baches, falta de mantenimiento de las instalaciones públicas, playas sucias en plena temporada estival, cero actividad lúdica y cultural…
Los vecinos y vecinas del norte hacen verdaderos esfuerzos para contribuir con sus impuestos al bienestar compartido y a la calidad de vida colectiva. Y el alcalde los destina a garantizarse el apoyo político a su pobre gestión y a las directrices que le marcan desde el Cabildo, en el afán de justificar de nuevo una pésima gestión en Haría.
Pero el tiempo pondrá las cosas en su sitio y el actual mandato, caracterizado por la polémica judicial, el servilismo a los intereses de Pedro San Ginés y el olvido de la ciudadanía, será alimento del olvido.
Alfredo Villalba
Portavoz del PSOE de Haría