Muchos de los hijos e hijas de la muy católica España deben su existencia a dos métodos anticonceptivos, más bien a sus fallos. El método Ogino y la marcha atrás.
Mientras que el método Ogino convertía las relaciones sexuales en algo totalmente programado, en busca de eludir los momentos fértiles y poder disfrutar sin riesgos de embarazo, la marcha atrás era más indicada para los espíritus fogosos, en la confianza de que una retirada a tiempo es una victoria...si ha dado tiempo de retirarse, que en cuanto caen cuatro gotas ya sabemos la que se arma.
Pues en esta especie de práctica de riesgo (y no de embarazo) que ha convertido Cándido Reguera el “arte” de gobernar, parece que más que apostar por la planificación de Ogino, ha optado por el vehemente tira palante y, a puntito de llegar, la marcha atrás.
Marcha atrás con la privatización de las guaguas. Marcha atrás con la apertura “inmediata” del islote del Francés. Marcha atrás con la localización del mercadillo de los sábados. Marcha atrás con la crítica al viaje de su concejal de deportes a Grecia. Marcha atrás con el plan de inversiones y endeudamiento de Arrecife. Marcha atrás en la electrificación de los colegios, que primero los pongo en el presupuesto y luego se los pido al gobierno. Marcha atrás con la transparencia y las paredes de cristal...que Cándido parece cada día más cangrejo con tanta marcha atrás.
La penúltima, la del Mercadillo de Navidad. Escudándose en las supuestas pretensiones de Felapyme (de cuándo a dónde le habrá hecho caso Cándido a Felapyme en las cosas que le pide), el fogoso Cándido se empeña en dar marcha atrás, y anular por decreto las autorizaciones de los puesteros del mercadillo. Días de tensión y zozobra para un número importante de familias, para las que las ventas que pudieran realizar en estos días resultan fundamentales en su economía.
Ahora, la última, ante la reacción de los afectados y la crítica en los medios, Cándido vuelve a su práctica preferida, la marcha atrás y donde dije digo, digo Diego, o Diego dijo, o dije que Diego me dijo que dije que Diego, vamos, que Cándido la vuelve a liar.
Por supuesto, que quede claro que agradezco enormemente esta rectificación, y otras tantas más, pero sería de desear que Cándido, al menos durante un tiempito, se pillara un calendario y se apuntara al método Ogino: mirar primero si se puede, que ya está bien de tanta marcha atrás, que no está Arrecife para que le hagan una barriga más grande que la Rocar.