El Círculo de Empresarios de Gran
Canaria busca su cuadratura. Vamos, que busca que le cuadren las
cuentas. Y no es malo, que para eso están, para que les cuadren sus
cuentas. Incluso cuando, contabilidad creativa mediante, se ahorran
una pasta de impuestos no ya sólo con la RIC, sino con esa
ingeniería financiera por la cual tributan como empresas aunque
gasten como señores. Pero ese es otro capítulo.
La cosa empieza a complicarse cuando lo
que quieren es cuadrar las cuentas públicas. Cuando se apuntan a
consejeros áulicos, pretendiendo orientar la política de gastos e
inversiones de las instituciones. Y eso fastidia.
Fastidia porque, al fin y al cabo,
estos señores se vienen beneficiando desde tiempos inmemoriales de
un sistema económico y fiscal diseñado a su medida que, en la
práctica, les otorga ventajas competitivas que, algún día,
debieran evaluarse y ponerse negro sobre blanco. Más que nada para
que los canarios terminemos sabiendo cuanto nos ha costado a todos
eso de robustecer “nuestras” empresas, las de ellos, que a mí
las “empresas canarias”, al igual que a usted, no me ingresan ni
un euro.
Pero bueno, a lo que íbamos, que en el
intento de buscar la cuadratura, los del Círculo se apuntan a
impartir doctrina y nos proponen una especie de joint
venture por la cual los medios de
comunicación han de dejar aparcadas las noticias que generen o
demuestren confrontación, los sindicatos han de ser “responsables”
y los políticos han de trabajar unidos y sin fisuras, vamos, como lo
del gobierno de concentración de Zerolo, pero a lo grande. A medias
entre la carta a los Reyes Magos y un capítulo de Heidi, con
referencias a Obama que nos hacen lamentar que Paulino no se parezca
en nada al nuevo mandatario.
Tal vez de tanto andar en círculos no
se han dado cuenta que esta crisis no es sólo financiera. Que lo que
se ha puesto en cuestión es el modelo de crecimiento indefinido y la
ausencia de controles. Que los componentes ambientales no han
comenzado más que a manifestarse, tendiendo a empeorar el escenario.
Que cuando se trata de dar respuesta a las crisis la ideología es
importante, pues establece presupuestos de partida y objetivos
diferentes. Y que, la única manera de contrastar las respuestas y
propuestas de los unos y los otros es el debate, sereno en ocasiones,
pero ácido y con un punto de crispación cuando es necesario. Por
ejemplo, cuando se denuncia el desvío de fondos ingentes a policías,
teles y radios, mientras las políticas de empleo y asistencia a
discapacitados languidecen por falta de presupuestos y voluntad
política para ejecutarlos.
Pero donde patinan, groseramente y
mucho, los circulares empresarios, es cuando confunden el estado de
derecho con sus almacenes centrales, cuando dan a entender que un
Ministro, o ex-ministro, llama al encargado y le pide kilo y cuarto
de detenido y unas rodajitas de presidiario. Tal vez la costumbre de
llamar al Consejero Autonómico de cabecera para revisar los encargos
pendientes, les hace pensar que la justicia, la policía, vienen a
ser una especie de propios y mandados, al servicio del último
capricho o estrategia del Gobierno.
No es que busquen la cuadratura del
círculo, es que éstos del Círculo los tienen cuadrados.