(Por Joaquín Caraballo, portavoz del Grupo Socialista en el Cabildo de Lanzarote).
La promoción que desde el Cabildo se viene haciendo de la isla de Lanzarote dentro y fuera de nuestras fronteras está provocando que la consejera responsable del Turismo insular se vea envuelta en un auténtico frenesí mediático, intentando explicar ahora lo que no conseguió dejar claro después de tantas cenas goyescas, minutos de gloria en TVE y programas del corazón de la tele mañanera.
“Hemos dejado de ser el destino de Sol y Playa que hemos solido ser hasta ahora y estamos en un turismo más especializado, hemos intentado mantener lógicamente ese turismo de Sol y Playa”(http://www.rtve.es/alacarta/videos/...). Con estas contradictorias palabras Pérez ocupó 13 segundos del programa Gente de televisión española buscando así conquistar a los viajeros. Quizá los mismos que según el Centro de Datos del propio Cabildo insular buscan y destacan el sol y la playa de su visita a la isla.
“Según los informes del departamento económico financiero, la Epel generó unos ingresos durante 2010 de 19.571.300,01 euros y unos gastos de 20.789.554,35 euros, lográndose una reducción de pérdidas en más de 2.156.330,79 euros frente a los 3.374.585,13 euros de 2009”. Este baile de cifras es parte del publirreportaje que se ofrece de los CACTs en la revista Islas Líneas Aéreas (edición número 36). En la misma publicación Mogán, Corralejo y Tenerife captan la atención del turista divulgando sus bondades con todo detalle.
Nada nos dice la consejera de la singularidad del paisaje isleño, ni del tesoro patrimonial del interior, ni de la arquitectura tradicional de las construcciones locales, ni del interés de las casas rurales, por modestas que parezcan frente a los hoteles de todo lujo, ni de la seguridad que ofrece Lanzarote y mucho menos de sus playas o de su excelente climatología. Nada de nada.
Pero no será con más publirreportajes, ni con más entrevistas, ni con más citas en los programas televisivos con los que Ástrid Pérez podrá borrar la bochornosa promoción que su departamento está haciendo de la isla, sumido en la confusión y desorganización, tras confiar la promoción a una foto que le costó muy cara al Cabildo.
Pérez no podrá lograr que el ruido constante del autobombo tape el escándalo de una promoción que conlleva acciones que nos ridiculizan en la prensa nacional y que al mismo tiempo ponen sobre la mesa su incapacidad para defender, promover y difundir la marca Lanzarote. Con nada de esto podrá hacernos olvidar que toda promoción turística que sale de Lanzarote tiene, o está obligado a tener, como misión primera posicionar a Lanzarote como destino turístico entre los mercados emisores.