El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, sigue en su línea. Parece evidente que lo que trasciende de sus apariciones públicas es que promete que no promete nada… Al menos nada nuevo y sí más de lo mismo y para los mismos en Lanzarote. Un presidente responsable debería hacer un mínimo esfuerzo por evitar que nuestra cesta de la compra siga las tendencias al alza en los precios y a la baja en la calidad de los productos.
Según sus manifestaciones, se podría entender que ya perfila la estrategia para la carrera del 22M en Lanzarote, una táctica tan amenazadora como alarmante para nuestra isla.
Rivero manda el mensaje a sus mecánicos y pilotos en Lanzarote de que “la única razón por la que no baja la cesta de la compra es por la falta de competencia”. Parece avisar de que en el circuito de Lanzarote continúan compitiendo máquinas Fórmula 1 contra utilitarios y que, por si lo anterior fuese poco, su gobierno, el Gobierno de Canarias ”financia el 100% del coste del transporte de todos los artículos de la cesta de la compra”. (Así, no solo soportamos altos precios, sino que indirectamente, con nuestros impuestos, financiamos los transportes, lo cual afecta aún más a nuestros bolsillos).
Según tales manifestaciones ¿quienes de sus pilotos y mecánicos se atreverán a negar el esfuerzo y sostén a Rivero en la cita del 22M? No vaya a ser que, a falta de apoyos, Paulino pulse el botón rojo y dé luz verde a las “…posibles modificaciones en la Ley de Comercio para posibilitar la entrada de mayor competencia…”.
Por tanto, se intuye que el presidente intenta, refiriéndose a esta Ley, abrir una puerta falsa de esperanza a los consumidores para lograr su apoyo; y al mismo tiempo, alertar al círculo del monopolio, soporte de su causa, con un mensaje a navegantes, de que las cosas podrían cambiar… Ya nos gustaría.
Pero lo que vemos los consumidores de Lanzarote es que don Paulino, en su afán de ganar simpatía y popularidad y demostrar que le importa la economía doméstica de los lanzaroteños, continua atiborrando su verborrea de “hay que”, mientras olvida los “tengo que” y sobre todo los “haré”.
Debemos recordar que la última licencia comercial tuvo que resolverla el Tribunal Superior de Justicia de Canarias después de un largo litigio: El Gobierno regional desestimó en 2007 la petición de Lidl para instalarse en la carretera de Los Mármoles. Dos años después, el Tribunal canario anuló la orden del Ejecutivo autónomo y reconoció el derecho de la gran superficie a recibir licencia comercial para abrir su negocio en Arrecife.
Habría que preguntar a Paulino Rivero si cuando habla de "falta de competencia" se refiere a la del ámbito del comercio o la suya propia, ya que dice apostar por una cosa cuando el TSJC dicta que hace lo contrario.
Para muestra, el botón de la licencia comercial de Lidl.
José Luis Bahillo
Candidato del PSOE a la alcaldía de Tinajo