Los datos de contagios por coronavirus son preocupantes, por lo que las cosas no van bien en Lanzarote, en las Islas Canarias y en el conjunto del Estado. Y como volver a decretar un confinamiento puro y duro, como el que ya vivimos, no entra en los planes del Gobierno por ahora, no nos queda otra alternativa que aprender convivir con el coronavirus, aunque extremando mucho más las medidas higiénico-sanitarias y apelando todavía más a la responsabilidad personal. Este es el escenario que tenemos por delante a un par de semanas vista del comienzo del otoño.
Al acabar el mes de agosto, hemos dado por concluida una atípica temporada turística de verano en la Península, pero en Canarias no perdemos la esperanza de erigirnos en el destino favorito de sol y playa que esperan los europeos durante el invierno. Para ello, debemos hacer un gran esfuerzo para revertir las cifras de contagios con el fin de crear un espacio seguro para la población y los visitantes. Sólo así se levantarán las restricciones que han impuesto los principales países emisores, como Reino Unido y Alemania.
Mientras afrontamos la vuelta el cole y esta nueva situación epidemiológica, no albergo dudas de que el Gobierno de España prorrogará los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta donde sea necesario. Mientras la actividad económica no muestre signos de vitalidad y así lo confirmen las estadísticas, entre otras las de empleo, los ERTE están llamados a desempeñar un papel crucial para dar cobertura a centenares de miles de trabajadores cuyas empresas han dejado de producir, total o parcialmente.
El Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos no se ha opuesto nunca a la extensión temporal de los ERTE. De hecho, ya amplió su vigencia en una ocasión y es muy probable que vuelva a ampliarse de nuevo si prosperan las negociaciones del Gobierno con las organizaciones empresariales y los sindicatos. Tanto es así que no concibo otro escenario que una nueva extensión temporal de esta cobertura.
Ahora bien, cuestión diferente es que algunos, en un intento de obtener rédito político, quieran escenificar que una segunda prórroga, su duración y condiciones se consiga gracias a su intervención cuasi divina. Cada vez que otros tomamos alguna medida trascendente para Canarias, y para el conjunto del Estado, los auto elegidos aprovechan la ocasión para proclamar que son los únicos portadores del gen político que habilita la defensa de los intereses de Canarias, y para ello utilizan una campaña de prensa seriada cual telenovela al uso.
El compromiso del Gobierno español y del Gobierno canario con los trabajadores y los desfavorecidos es evidente y se concreta en medidas, y quizás sea eso lo que se intente combatir. En fin, política en minúsculas. Sobre la actitud del principal partido de la oposición, el PP, con el comienzo del curso político sólo cabe tacharla de irresponsable, decepcionante, sin sentido de Estado y que no está a la altura de estos tiempos extraordinarios. Parece que Casado quiere salir de caza y a lo mejor el cazado es él.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.