Tan cierto es que leo los comentarios de los digitales, como que soy consciente de que una parte de las opiniones que se publican salen de personas próximas a partidos políticos.
Aunque no sea en puridad un debate público, agradezco alguna de las aportaciones, críticas o ‘viajes’ que algunos comentaristas nos dedican, por mucho que otras se pasen cuatro pueblos, sin aportar nada al bien común.
Y lo hago, por formar parte de la comunicación actual y, además, porque en esos comentarios se recogen peticiones como las de un tal “Javier”, el cual firma la siguiente opinión sobre la polémica de los esqueletos urbanísticos de Costa Teguise:
“Marcos, tienes muchas posibilidades de ser el próximo alcalde de Teguise. Dinos a los ciudadanos lo que harías en este caso. Habla y plantea soluciones como gobierno, no como oposición, porque en mayo de 2023 te vas a encontrar con este marrón y los ciudadanos de Teguise necesitamos saberlo y queremos que la solución que plantees hoy sea la misma cuando seas alcalde. Ah, y no queremos pagar de nuestro bolsillo los derribos”.
Javier: ¡Llevas razón! Toca retratarse, explicar qué haríamos si obtenemos la confianza mayoritaria de los ciudadanos de Teguise en las próximas elecciones. Es, sin duda, nuestra obligación para conquistar mañana el derecho a liderar el futuro del municipio; y nuestro deber, hoy, como principal partido de la oposición.
Le diré a “Javier” -y a “una que te vota”, a “teguiseño” o a “vecina de Costa”- que es prioritario resolver la mala imagen, y peor ejemplo para los que cumplen las normas, de los actuales esqueletos urbanísticos. Por lo tanto, nuestro compromiso irrenunciable es que formen parte de la agenda política, desde la oposición -de ahí nuestras iniciativas al respecto-, y por supuesto desde el gobierno, donde aspiramos a estar, para hacer más en este y otros asuntos.
Eso sí, sin ocurrencias o falsas promesas, como las del actual gobierno, con más de una década de fallidos anuncios: sean concursos de ‘pinta y colorea’ para ocultar la deplorable foto de los esqueletos; sean declaraciones de inminente construcción de un hotel sobre dichas estructuras; sean, cuando no, soluciones mágicas que no llegan. Ni lo uno, ni lo otro, ni lo de más allá.
Urge, por consiguiente, abandonar anuncios o coartadas constantes que, como el cuento del pastor y las ovejas, terminan por no creerse casi nadie. En respuesta a “una que te vota”: no vamos a trivializar, ni a jugar con este tema. Lo primero, que es lo que no ha hecho el opaco gobierno de Oswaldo Betancort es informar con detalle del estado de cada esqueleto: si hay orden de demolición, si el propietario está por la labor, si ya tenemos proyecto de derribo, si el juez requiere cualquier actuación al respecto, etcétera. Lo que haremos, con luz y taquígrafos, haciendo partícipes a la opinión pública y al conjunto de partidos, pues todos representan a la ciudadanía, más aún en un asunto de esta trascendencia.
¿Sabes por qué, “vecina de Costa”? Porque todos tienen derecho a saber cómo están las cosas, incluso las advertencias de los tribunales al alcalde por su pasividad con las órdenes de derribo por licencias anuladas de construcción, máxime cuando la mayoría fueron concedidas a “sabiendas de su ilegalidad”, en tiempos no tan lejanos.
Y no temas, “teguiseño”, que si toca derribo, su coste lo soportará el propietario, voluntariamente o, de lo contrario, se le pasará la factura. Recuerda: las parcelas donde se asientan los esqueletos podrán responder de las deudas contraídas, en caso de hacer el Ayuntamiento lo que le correspondía al propietario.
Por lo tanto, no caben excusas sobre lo supuestamente caro que saldría a la hacienda municipal ejecutar las sentencias y cumplir con la legalidad, cuando lo realmente abusivo es la imagen actual, el problema social de ocupación de los esqueletos o la pérdida de competitividad del motor económico y residencial que es Costa Teguise.
Así pues, transparencia radical, participación de todos los partidos, respeto a la legalidad y compromiso de que cualquier otra fórmula para acabar con los esqueletos exige compensar al interés público por el daño ocasionado, sin trajes a la carta ni opacidad patológica.
Y sí, llevas razón “Javier”, tocaba explicarlo.