El PSC-PSOE de Lanzarote se ratifica en su decisión de expulsar al PIL de los gobiernos de las instituciones insulares, tras constatar, en las cartas enviadas a los medios de comunicación por el líder de ese partido, Dimas Martín, que no existe el más mínimo deseo de pedir perdón a los ciudadanos por la comisión de gravísimos delitos de corrupción durante su permanencia en las corporaciones democráticas.
Tras la explosión de la "operación Unión" y con las revelaciones del sumario judicial, ha quedado perfectamente claro que el PIL funciona como una organización que practica la corrupción y que su líder, Dimas Martín, dirigía las operaciones de extorsión y cobro de comisiones ilegales desde una celda de la cárcel de Tahiche.
El secretario general del PSC-PSOE de Lanzarote, Carlos Espino, jamás ha negado que mantuviera conversaciones con Dimas Martín antes del estallido de la "operación Unión". De hecho, durante la etapa de gobierno conjunto con el PIL, a la hora de tomar una decisión política el hijo del líder y vicepresidente del Cabildo, Fabián Martín, respondía siempre con la misma cantinela a los requerimientos del PSOE: "eso tengo que preguntárselo a mi padre".
El PSC-PSOE de Lanzarote asumió esa posición incómoda ante la necesidad de otorgar estabilidad a las instituciones, lo que sin duda acarreará consecuencias políticas y por la cual los socialistas lanzaroteños piden disculpas públicas a los ciudadanos. No obstante, el PSC-PSOE de Lanzarote actuó de manera fulminante y expulsó de los gobiernos a los miembros del PIL tras producirse las primeras actuaciones policiales de la "operación Unión". Al mismo tiempo, los socialistas lanzaroteños propusieron a otras fuerzas políticas la formación de gobiernos decentes y honrados, pero el PP, el PNL y el sector cementero de CC prefirieron llegar a acuerdos con los corruptos.
El PSC-PSOE de Lanzarote es insobornable. Los socialistas no pactan con corruptos ni aceptan acuerdos con los que practican a diario el soborno, el cobro de comisiones ilegales o el tráfico de influencias. Tampoco se pliegan al chantaje mediático diario que plantean los medios de comunicación afines a los corruptos. Y además, piden a los ciudadanos que no presten excesiva atención a las elucubraciones desesperadas de un convicto que cumple condena por la comisión de gravísimos delitos de corrupción.