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Alexis Tejera Lemes

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De aquellos barros estos lodos

Hay dos hitos relacionados con la política insular que me provocan una profunda vergüenza. La primera es el hecho de que, en ocasiones, cuando Dimas Martín ha salido de la cárcel, muchos fueran a ovacionarle, y la segunda es lo sucedido a Don Juan Brito y su frustrado nombramiento como Hijo Predilecto de la isla de Lanzarote. Siento la imperiosa necesidad de poner en valor mi percepción sobre el acontecer político de la isla, pero cuál es mi sorpresa cuando, ojeando la hemeroteca de los medios digitales, descubro que hay una relación que podría llegar a explicar viejas conductas en acontecimientos recientes.

Cuenta la hemeroteca que, allá por 1991, año electoral, el demócrata Nicolás de Páiz presidía el Cabildo bajo las siglas del CDS, partido que comenzaba a descomponerse debido al abandono de muchos de los cargos públicos que se desembarcaban del proyecto en vista a lo que, supongo, considerarían mejores y “más provechosos” proyectos, en concreto, el de la ficticia, interesada y efímera unidad seudo nacionalista de la época. Como no podía ser de otra manera, el omnipresente Dimas Martín se encontraba entre los díscolos y, a tenor del gran número de páginas de distintos diarios que ocupaba, podemos estar seguros de que llevaba la voz cantante.

Sus reivindicaciones atendían claramente a un intento de colocar a su partido, el PIL, en una buena posición de cara a la carrera electoral que se avecinaba y, para ello, no sólo ponía en cuestión las acciones de sus compañeros sino que, además, se permitía el lujo de no acudir a muchos de los plenos del Cabildo. Y es aquí, en el análisis de los distintos conflictos que se abren entre el presidente del CDS y los díscolos, donde subyace mi sorpresa, ya que en 2013 se repite uno de los dos acontecimientos más vergonzosos que, a mi parecer, se han producido en la historia reciente de la isla. Me refiero el bloqueo del nombramiento de uno de los hijos predilectos de Lanzarote por parte de los miembros del PIL, en este caso el de César Manrique.

Si así es, la historia se repite con protagonistas, puntos y comas, ya que ante el pesar del presidente del CDS y del socialista Enrique Pérez Parrilla, la respuesta en los medios que da, por ejemplo, Dimas Martín fue justo la misma que han dado los consejeros del PIL y que ha comprado el PP para justificar la bochornosa y reciente falta de respeto hacia Don Juan Brito, y que al igual que sucede hoy, se reflejaba la misma conclusión: quisieron darle la patada al grupo de gobierno en el trasero del homenajeado, y, en cualquiera de los dos casos, en el de un ilustre de nuestra isla.

Estamos repitiendo patrones y conductas que no llevan a nada y que no hacen sino ahondar más en el pozo de la desazón ciudadana, en la desconfianza ante lo público y ante la falta de respeto a ciudadanos ejemplares que merecen quedar fuera de cualquier táctica o estrategia política.

La generosidad al reconocer a los mejores hijos e hijas de esta tierra no puede ser cautiva de la mezquindad.