Como la mayoría social, considero que hay asuntos que atañen al presente y al futuro de la isla y que, por su transcendencia, exigen amplios consensos. En el ámbito nacional, los acuerdos de Estado intentan sumar voluntades diversas, a veces antagónicas, sobre los grandes temas de interés general con independencia del color político de cada Gobierno. Así, fundamentalmente durante la transición democrática, la cultura del acuerdo permitió que los partidos superaran sus diferencias por el bien del país. Ahí están, los llamados Pactos de la Moncloa y la Constitución de 1978. Lamentablemente, nos hemos alejado de este espíritu, siendo la bronca y el disenso la regla general del debate político y mediático.
No obstante, en los últimos días surgen voces reclamando nuevos acuerdos en la política nacional: “El PSOE y Podemos piden un pacto de Estado contra la violencia de género” como se puede leer en la prensa de estos días, de lo cual me alegro, a ver si acabamos con este terrible problema. Otro ejemplo es la llamada a recuperar el espíritu de la transición para afrontar una necesaria reforma constitucional, como mantienen distintas voces partidarias.
En el ámbito insular también existen acuerdos de isla, por decirlo gráficamente, que necesariamente deben pasar por el consenso. Una muestra fue la aprobación del Plan Insular de Ordenación del Territorio de Lanzarote (PIOL, en adelante) en 1991, y debería serlo el conjunto de políticas territoriales que esperan desde hace años, como es el caso de la propia Revisión del PIOL. Por las repercusiones que tendrá sobre las generaciones presentes y futuras, se trata del proyecto político y social más importante de Lanzarote, y debe ser un asunto de todos.
Como consejero del Cabildo, tengo la fortuna de poder participar en primera línea en el debate territorial, y, desde esta posición, cobra aún más fuerza la idea de conseguir un gran acuerdo por el territorio y las personas, que pasa inexcusable por la revisión del PIOL. Necesitamos un amplio y verdadero consenso sobre el territorio, por la sencilla razón de que sobre éste acontecen las actividades humanas y económicas. Son muchas las dificultades, las heridas abiertas y las desconfianzas, pero estamos obligados más que nunca a hacer un esfuerzo por el entendimiento.
En 1991, fuimos capaces de lograr un amplio consenso cuando aprobamos por unanimidad el primer Plan Insular de Lanzarote y de Canarias, situando la isla a la vanguardia de la política territorial. Creo que hoy las urgencias son mayores, pero también las posibilidades de volver a conseguirlo.
Hay más posibilidades porque contamos con una sociedad más madura y concienciada; las urgencias son mayores porque la isla cuenta con más de 13.000 personas desempleadas, y el nuevo PIOL debe ayudar a mejorar las cosas. Es lógico que se den diferencias al inicio, fruto de las distintas posiciones existentes, pero, si lo intentamos, estoy convencido de que lograremos un gran y renovado éxito colectivo, del que tan necesitado está la sociedad insular.
Marcos Bergaz
Consejero PSOE Cabildo de Lanzarote