Cuando decenas de miles de personas nos echamos a la calle hace unos años en Lanzarote para gritar ‘NO al petróleo’, nos oponíamos a las prospecciones petrolíferas en nuestras costas. Pero, como lo que no queremos para nosotros no se lo deseamos a nadie, creo que no me equivoco si digo que al mismo tiempo reclamábamos el fin de la era del petróleo y el comienzo de una transición energética hacia fuentes limpias y renovables, de las que vamos sobrados en las Islas Canarias. El Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que se tramita en las Cortes da respuesta a ambas exigencias, y ahora toca descarbonizar.
En estos momentos nos sentimos profundamente preocupados por la crisis económica y social ocasionada por la emergencia sanitaria, pero no debemos perder de vista que el calentamiento global y el cambio climático amenazan la vida misma sobre el planeta. Es oportuno recordar que somos las personas quienes estamos provocando esta situación y está en nuestras manos corregirla. Pero tenemos que hacerlo ya porque los datos científicos no admiten discusión: las actividades humanas son las responsables de un aumento de las temperaturas globales de aproximadamente 1 °C sobre el nivel preindustrial y, al ritmo actual, el aumento de 1,5 ºC se alcanzará entre 2030 y 2052.
El caso de nuestro país es todavía más grave, ya que este aumento de la temperatura es superior a la media en casi 0,5 ºC. El Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética responde a este desafío extraordinario de detener el calentamiento global y el cambio climático, pero todos sabemos que una ley o un gobierno por sí solos poco pueden mejorar las cosas a no ser que se impliquen activamente el sector privado y el resto de la sociedad. Y no sólo en nuestro país, sino en todo el planeta, puesto que el desafío concierne a toda la humanidad.
Por suerte no estamos solos. El Pacto Verde Europeo establece una nueva estrategia de crecimiento que persigue transformar la Unión Europea (UE) en una sociedad justa y próspera, con una economía moderna, eficiente en el uso de sus recursos y competitiva, y con la finalidad de hacer de Europa el primer continente neutro climáticamente en el año 2050. En este contexto, el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética concreta nuestro compromiso en el seno de la UE, abre la puerta a la modernización de nuestro país y facilita la distribución equitativa de la riqueza en el proceso de descarbonización.
La tarea es enorme, ya que la obligación de limitar las emisiones implica cambios en los patrones de consumo y requiere una transición hacia una economía basada en tecnologías renovables. Pero esta transformación ofrece oportunidades de crecimiento, de negocio y de empleo siempre que se incorpore una perspectiva de medio y largo plazo que facilite la descarbonización ordenada de la economía. Este cambio estructural movilizará decenas de miles de millones de euros de inversión, pero también evitará el deterioro de recursos esenciales para nuestro bienestar como el agua, el suelo fértil o la biodiversidad, que amenazan la calidad de vida y la salud de las personas.
Así que ahora nos toca descarbonizar, es decir, transitar hacia un modelo productivo más ecológico y que sea socialmente beneficioso. Estos esfuerzos crearán oportunidades de empleo decente, incrementando la eficiencia de los recursos y construyendo una sociedad sostenible, con bajas emisiones de carbono, y más justa e igualitaria. Nos dirigimos hacia el estado del bienestar del siglo XXI, un estado descarbonizado.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.