Después de varias intentonas para hacernos creer que habíamos superado la crisis, por fin queda oficialmente inaugurado el resurgir de una nueva España.
Atónita repaso los periódicos. Incrédula veo el telediario.
En cuestión de horas la crisis ha desaparecido. Envuelta en un halo de enigmática plaga bíblica, todo lo que hace unos días nos preocupaba, ha desaparecido. Ya no hay desahucios, ya no hay paro, la generación más preparada de la historia ya no emigra al extranjero, ya no se posterga a la mujer a su casa y con la “pata quebrá”, ya no hay corrupción, ni sobres, ni sobresueldos… Señor, sólo una palabra tuya bastará para sanarme: “Abdico”. Y así fue.
Curiosamente, todo desaparece después de que un modesto partido político, con escasos meses de vida, reventara todas las estadísticas reforzando la respuesta de la ciudadanía ante un sistema que no responde a las necesidades de la gran mayoría, pero rinde pleitesía a unos pocos.
Mariano, ¿Te acuerdas de la mayoría silenciosa? No estaba conforme, estaba esperando su momento.
Lamentablemente, pasaremos el mes de junio oyendo un cuento de hadas mientras la desnutrición infantil en España es alarmante, las mujeres hemos pasado de ser ciudadanas con plenos derechos a meras portadoras del “nasciturus”, sin voz ni voto sobre nuestro cuerpo, millones de personas desesperan por no encontrar un trabajo digno y el que lo tiene está explotado y mal pagado, los desahucios de familias se repiten día sí y día también, los corruptos se van de vacaciones a Londres, etc., etc.
Si fuera mal pensada, diría que todo ha estado muy bien orquestado. Pasado junio el efecto “Podemos” no estará en su punto más álgido, y con la llegada del veranito podrán maquillar las cifras de la recuperación económica y el paro. Llegará septiembre y el golpe de efecto habrá perdido fuerza y deberá remontar sin el apoyo mediático de antaño (ya la liaron bastante obligando a Felipe a salir de su cueva para llevarse a Rubi con él). En nada, estaremos inmersos en pre-campaña electoral con todo lo que ello significa y habrán evitado que este resurgimiento social, que se ha hecho valer de forma ejemplificante y democrática, que ha devuelto la confianza y el orgullo a la ciudadanía y que ha dado una respuesta clara y contundente a la política del amiguismo, la corruptela y los recortes, vuelva a demostrar su valía en las urnas.
Papá le dará a Felipe el poder que hoy él ostenta. En la calle, cada día somos más conscientes de que el poder no se da, ¡se arrebata!. Y, una vez más esperaremos nuestro momento.
Saray Rodríguez Suárez