El blog de Miguel González
"Repsol espera por Rajoy", titulaba un periódico canario hace algunos días en referencia a los ojos muy esperanzados con los cuales la multinacional española contempla el posible acceso del Partido Popular al gobierno del país tras las elecciones generales del 20-N. No debemos olvidar varias cuestiones que orbitan sobre este asunto, recurrente en épocas preelectorales, a saber: 1) los socialistas de Lanzarote consiguieron paralizar en el Tribunal Supremo un decreto del gobierno de Aznar que autorizaba la realización de prospecciones por parte de Repsol en busca de petróleo en aguas canarias; 2) el gobierno de Zapatero ha reiterado en numerosas ocasiones en el Congreso de los Diputados que no se autorizará la búsqueda de crudo mientras no exista el suficiente consenso entre las instituciones y los ciudadanos de Canarias; 3) el PP canario, y Soria lo reafirma cada vez que tiene ocasión, es partidario de desarrollar una industria petrolífera en Canarias, con el argumento falso de la ingente creación de puestos de trabajo que conllevaría; 4) ¿Turismo y petróleo?; 5) ¿Desarrollo sostenible junto a plataformas de extracción de crudo?
Mi segunda aproximación al movimiento del 15-M fue, por así decirlo, más pedestre que la primera vez. En aquella ocasión, en la Puerta del Sol, cuarenta y ocho horas después de la debacle de mi partido, el PSOE, en las elecciones autonómicas y municipales, tuve la oportunidad de votar, o mejor dicho, decidir, pues el voto es una acción corrompida por los políticos, al decir de los líderes ciudadanos, acerca de la retirada de la cartelería alusiva a la praxis del movimiento colocada sobre los pequeños comercios del centro de Madrid y que, al parecer, originaba un quebranto económico de considerables dimensiones a sus atribulados propietarios. “¡O Rubalcaba los echa o mañana traigo un bidón de gasolina!”, llegó a amenazar un indignado con los indignados, harto de no vender ni un MARCA en su quiosco de periódicos desde hacía días.
El alcalde de Arrecife ha descubierto finalmente una ocupación de dudosa rentabilidad para alguno de los numerosos “asesores” (singular denominación que el primer edil utiliza a la hora de designar a los veintisiete enchufados de PP-PIL-PNL en el ayuntamiento capitalino), cuyos sueldos abonan vía impuestos los ciudadanos de la capital: redactar un artículo de opinión donde se recogen las inquietudes, obsesiones y paranoias de Cándido Reguera sobre la tarea opositora del PSOE.
El actual mandato político emanado de las urnas en las elecciones locales y autonómicas de 2007 está finiquitado, muerto y enterrado en el Ayuntamiento de Arrecife y en el Cabildo de Lanzarote desde hace muchos meses. El óbito tuvo lugar exactamente en el momento justo en el cual los avariciosos dirigentes del Partido Popular y los responsables del sector ladrillero de Coalición Canaria decidieron hacer pinza con los corruptos para arrebatar al PSOE los gobiernos de las principales instituciones públicas de Lanzarote.
Sí, se puede. A pesar de la creciente sensación de podredumbre política que nos dejan las operaciones policiales "Unión" y "Jable", aún es posible recuperar la confianza de los ciudadanos de Lanzarote en los partidos políticos, en las instituciones públicas y en las organizaciones sociales. Es posible. Sin embargo, es imprescindible caminar unos pasos en la dirección correcta, hacer gestos inequívocos y gritar en voz muy alta que todos estamos contra la corrupción. Absolutamente todos.
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