El blog de Saray Rodríguez Suárez
Hoy pongo punto y final. Mi paso por la política municipal en Tías toca a su fin antes de lo esperado. Mi ética personal me impide ejercer como cargo público si no puedo dar el cien por cien e implicarme con toda la fuerza y energía necesarias para seguir batallando como hasta ahora. El ámbito profesional me distancia del municipio, pero no del compromiso en la defensa social que mantengo y aumento con celo. En el ámbito social puedo aportar más como profesional de este campo, que como política.
En general, cuando la gente habla de la clase política lo hace en tono despectivo y profiriendo una serie de adjetivos calificativos tales como sin vergüenzas, cara dura… y otros de talante menos considerado. Si coincide que está presente alguien de esa clase política, que buenamente intenta defenderse, se matiza con un “no todos, pero la mayoría…”.
Lo cierto es que son muchos los ejemplos que apoyan esa teoría de que la clase política o bien vive en una nube y no tienen ni pajorera idea de lo que pasa en el planeta Tierra, y si no, que son unos canchanchanes venidos a más.
Gracias a Eloi Moliner y su encuentro con Pedro Sánchez en el programa “Salvados” de Jordi Évole, la militancia socialista ha podido ponerse frente a Pedro Sánchez y mostrar su más profunda indignación porque, a pesar de haber sido los grandes precursores en nuestro país de avances y libertades sociales, cometimos el gravísimo error de perder cierta conexión con la realidad. Eloi le recordó que el partido perdió su esencia, la Casa del Pueblo; donde organizaciones sociales, obreras y culturales confluían.
Una vez más, el alcalde de Tías ha hecho gala de la animadversión que siente hacia mi persona cuando ejerzo, como parte de la oposición y en concreto del Partido Socialista, mi función fiscalizadora de sus gestiones.
¡Sean bienvenidos al dantesco y repugnante espectáculo de la política más rancia y déspota! ¡Pasen y vean cómo Pancho Hernández utiliza como argumentos insultos y ataques personales, se le hincha la vena del cogote y cambia de color! ¡Señoras y caballeros, grandes y pequeños pasen y repúgnense con la prepotencia, los insultos y las amenazas del periodo pre-electoral!
En un país donde la corrupción política está continuamente en primera plana, se aplican recortes presupuestarios en servicios básicos y universales como la sanidad y la educación, el 27% de la población activa está desempleada, existe unos tres millones de personas en situación de pobreza extrema, se producen 526 desahucios diarios, los jóvenes mejor y más preparados son obligados a abandonar su país en busca una oportunidad y en el que estas y muchas otras desgracias han sido originadas por una crisis financiera de la que ha salido reforzado un sistema económico y político basado en la deshumanización de la realidad que les rodea por mantener una supuesta estabilidad en nombre de los mercados, nacieron los escraches.
Los escraches surgieron de la indignación de una sociedad que ve como se suceden y expanden las desgracias sin que a los responsables de las mismas se les mueva una tripa o sin que a los dirigentes políticos se les ocurra dar una solución justa y necesaria para que la situación se siga agravando. Todo lo contrario. Así surgió la intención de denunciar, señalar y crear conciencia del escrache.
El ansia de algunos políticos y políticas por tergiversar y malinterpretar lo que su interlocutor expresa puede llevar a situaciones un tanto peculiares que podrían quedar en anecdóticas si dichas acciones no se hicieran constar en Acta plenaria para la posteridad.