La reforma del Sistema Electoral canario es, sin lugar a dudas, uno de los retos más importantes de los que deberá abordar el Parlamento de Canarias a lo largo de esta Legislatura.
La crisis económica y el papel jugado a la hora de afrontarla por las instituciones de todos los ámbitos ha provocado una crisis política sin precedentes, caracterizada por la desafección hacia la gestión pública, los políticos y sus organizaciones y una exigencia generalizada de cambio, más que de cambios.
La carencia de representatividad que se atribuye al Sistema Electoral es una de las principales críticas. Una carencia que en Canarias adquiere una motivación excepcional por sus especiales características, al ser este un territorio dividido en islas de distintas características.
Los socialistas nunca estuvimos de acuerdo con la subida de unos topes que consideramos arbitrarios e injustos. Desde el primer momento nos negamos a respaldar una norma orientada a privar de pluralidad al Parlamento de Canarias. Una ley pensada para garantizar el control interno de determinadas formaciones políticas, al precio de dejar sin voz a miles y miles de canarias y canarios.
Pero a pesar de esos topes injustos la realidad se ha impuesto. Aunque no por la grandeza de miras de las fuerzas políticas que integran esa especie de club de acceso restringido que es el Parlamento de Canarias.
Ha sido la indignación por una crisis que han tenido que pagar los más débiles, cuando la han ocasionado otros, la que ha llevado a la aparición de nuevas fuerzas con capacidad de superar esos topes arbitrarios.
Ha sido la desconfianza hacia la política y los políticos la que ha llevado al nacimiento de esas nuevas fuerzas que hemos llamado emergentes, consiguiendo quebrar la barrera artificial que pretendía convertir a nuestro Parlamento en el coto cerrado de unas pocas fuerzas políticas.
Pero subyace aún ese pecado original con el que llevamos demasiados años conviviendo. Siguen en pie esos topes que avergüenzan a cualquier demócrata. Tenemos aún pendiente una tarea inaplazable: devolver al Sistema Electoral canario la representatividad que un día se le hurtó.
No esperemos a que una nueva ola de indignación, de justo enfado, sea la que dé entrada en este Parlamento a nuevas fuerzas. Seamos capaces de deshacer la norma tramposa con la que un día se pretendió cercenar el derecho a acceder al Parlamento de Canarias al resto de fuerzas. Tengamos la grandeza de devolver a la Cámara autonómica la representatividad que le legitima.
Debemos conseguir en esta Legislatura que el grito clamoroso de “no nos representan” no tenga sentido en Canarias. Tratemos de conseguir nuestros escaños en buena lid, sin utilizar cartas marcadas. Devolvamos al Parlamento de Canarias la legitimidad y la dignidad que les hurtó una reforma torticera que a todas y a todos nos desacredita en la medida en que la continuemos consintiendo.
Y sí, hablemos también de la triple paridad. Seguro que las diputadas y los diputados de las islas menos pobladas seremos capaces de convencer a todas y a todos de su necesidad, de su plena vigencia como elemento corrector de la dispar distribución de la población entre las islas.
Y hablemos también de la lista regional que propone el Partido Socialista. Un mecanismo que pretende precisamente enriquecer el sistema de equilibrios del que nos hemos dotado con una lista adicional, que tendrá que encabezar quien aspire a presidir Canarias.
En Democracia no hay norma inalterable por naturaleza. No puede existir ningún tabú que frene la discusión política cuando la ciudadanía nos exige revisar de arriba a abajo nuestra arquitectura institucional.
Lo único que no cabe es seguir manteniendo un sistema electoral injusto que ignora el voto de miles y miles de ciudadanas y ciudadanos.
María Dolores Corujo
Secretaria general del PSOE de Lanzarote
Presidenta del grupo parlamentario socialista en el Parlamento de Canarias