Cada 18 de diciembre, el Día Internacional del Migrante nos invita a reflexionar sobre la movilidad humana, esa constante que ha definido a nuestra especie desde el principio de los tiempos. Es un recordatorio de que, tras cada movimiento migratorio, hay una historia de lucha, un anhelo de futuro y, sobre todo, una vida que merece ser respetada.
España, y particularmente Canarias, sabe lo que significa emigrar. No hace tanto que miles de canarios y Canarias tuvieron que abandonar su tierra buscando oportunidades en Cuba, Venezuela o América Latina. Fueron acogidos con generosidad por países que comprendieron su realidad, que les abrieron las puertas. Esa experiencia histórica nos obliga moralmente a actuar con responsabilidad, pero también con memoria. Porque atender la inmigración no es cuestión de compasión: es una cuestión de justicia y dignidad.
Sin embargo, en este momento crucial, enfrentamos un bloqueo que pone en riesgo esa dignidad. La negativa del Partido Popular a modificar el artículo 35 de la Ley de Extranjería es una muestra clara de la falta de voluntad política para enfrentar los retos de la inmigración desde un enfoque humanitario y realista. Esta reforma es imprescindible para que los migrantes puedan integrarse plenamente en nuestra sociedad, accediendo a derechos y oportunidades que no solo mejoren sus vidas, sino que también enriquezcan nuestra convivencia y fortalezcan sectores esenciales para el bienestar común. Mantener una situación de irregularidad no solo los condena a la precariedad, sino que priva a nuestra sociedad de su contribución legítima.
La insolidaridad del Partido Popular no termina ahí. Su negativa a establecer un mecanismo de corresponsabilidad entre las comunidades autónomas receptoras de inmigrantes pone en peligro la cohesión territorial y deja a regiones como Canarias en una situación insostenible. No se puede cargar sobre los hombros de unas pocas comunidades la responsabilidad de un fenómeno global. La migración es un desafío compartido, y como tal, exige respuestas solidarias y coordinadas.
El enfoque del PSOE siempre ha sido claro: la inmigración no puede gestionarse desde el miedo ni la indiferencia. Se trata de vidas humanas, no de cifras. Se trata de garantizar derechos, no de construir muros. La solución no está en la criminalización de quienes llegan en busca de refugio o en discursos simplistas que alimentan la xenofobia. La solución está en fortalecer los mecanismos de integración, en respetar los tratados internacionales y en atender este fenómeno desde la empatía y la responsabilidad.
Canarias, con su historia migrante y su posición como frontera sur de Europa, debe alzar la voz. No podemos permitir que el egoísmo político ahogue la solidaridad que siempre nos ha caracterizado como pueblo. Exigimos que se actúe con altura de miras y sentido de Estado, que no se utilicen las vidas de personas migrantes como arma política. Porque esto no va de izquierda o derecha, esto va de humanidad.
No olvidemos nunca que nadie abandona su hogar por capricho. Los migrantes que llegan a nuestras costas lo hacen porque no tienen otra opción, porque el mar les ofrece una esperanza que en tierra les ha sido negada. La única respuesta legítima ante esa realidad es tender la mano. No por compasión, sino por justicia. No por lástima, sino porque todos merecemos vivir con dignidad.
Canarias está siendo abandonada y humillada por la negativa del Partido Popular a asumir su responsabilidad en la gestión de la inmigración. Nuestra tierra, que ha demostrado ser solidaria y acogedora, se ve ahora cargando en solitario con un desafío que es de todos. La falta de apoyo y la insolidaridad hacia las comunidades que más sufren el impacto de este fenómeno no solo es una traición al espíritu de unidad que debería guiar al país, sino una muestra de desprecio hacia la dignidad de quienes aquí vivimos. Canarias merece respeto y compromiso, no el abandono de quienes prefieren mirar hacia otro lado.
En este Día Internacional del Migrante, reivindiquemos una España más humana, más justa, más solidaria. Sigamos trabajando por una gestión de la inmigración que respete los derechos de todas las personas y que honre nuestra historia. Porque un país que olvida su pasado pierde el rumbo, y un país que niega la dignidad a otros pierde su alma.
María Dolores Corujo, secretaria insular del PSOE de Lanzarote y diputada en el Congreso