El blog de Carlos Espino

Hace tres años perdieron su vida. De entre todas las muertes que nos conmueven, las suyas nos causan un especial dolor. Un dolor diferente, mezclado con indignación.

Si siempre las víctimas del terrorismo merecen un recuerdo y un respeto especial, éstas, las del 11M, lo merecen doblemente. Lo merecen doblemente porque a la brutalidad irracional con que la muerte les llega, se le suma, en este caso, el desprecio que supone haber jugado con ellos.

¿Te acuerdas cuando nos encontrábamos en la calle, cuando la hacíamos nuestra para decir no a la mentira de la guerra de Irak? Nos acusaban de pancarteros, de irresponsables. Ahora, olvidados de lo que pensaban, son ellos los que toman la calle todos los fines de semana, o casi.

La pena es que no lo hagan para lo mismo. Cuando los necesitamos para impedir la atrocidad de meter a España en una guerra inmoral, ilegítima e injusta, permanecieron en sus casas y, si pasaban por la calle Real, cambiaban de lado con el gesto torcido.

Coalición y PP, PP y Coalición, desprecian sistemáticamente a los ciudadanos y ciudadanas de esta tierra.

No es una acusación infundada. El ciclo político que se cerrará en próximo veintisiete de mayo, se ha caracterizado por el desprecio a la sanidad pública, con listas de espera que se alargan de manera intolerable, al tiempo que se negocian jugosos convenios con la sanidad privada.

La detención de algunos alcaldes o de un importante constructor, dentro de procedimientos judiciales que, con independencia de la voluntad de su instructor, se han convertido en casos estrella, ha llevado a diferentes dirigentes empresariales y a algún columnista, amén de políticos compañeros de régimen de los afectados, a hablar del miedo de los inversores.

En un ejercicio de cinismo que parece una continuación del brutal ataque a la Fundación César Manrique, pero en esta ocasión sin vídeo, Inés Rojas se ha lanzado a la ofensiva contra Fernando Prats, encabezando la postura de la franquicia de ATI en Lanzarote.

¿Qué ha pasado? Sorprendente pero, al parecer, a José Manuel Soria no le preocupa, en absoluto, lo que ha pasado. Vamos, ni a él, ni a Mariano Rajoy ni a Zaplana. Les empapelan al Alcalde de Mogán, ¿cuántos van?, y la respuesta es que Juan Fernando debe dimitir.

Leo que los responsables de un parque de atracciones inglés han recuperado, al dragar el fondo de un lago, un pendiente que la diva perdió hace 73 años. El pendiente, de oro, engastaba una perla que, según se dice, tenía un gran valor sentimental para la inolvidable Lili Marlene.

El toque cutre viene dado por la compañía de que disfrutaba el pendiente en el fondo del lago: tres dentaduras postizas, un ojo de cristal, una peluca, tres muñecas y un sostén.

Este correo ha sido enviado a los usuarios con los siguientes perfiles: Artículo de opinión

Adán se ha lucido. En esa mezcla de despedida del año con despedida de la legislatura, se ha lucido.

Mientras vagaba perdido por su particular Macondo, sumido en la duda de si acaba una legislatura agónica o, realmente. la legislatura acaba con él, la descarnada realidad se ha introducido en su utópico universo de felicidad para todos los canarios.

José Manuel Soria no tiene argumentos. Se ha quedado sin explicaciones plausibles y ha tenido que recurrir al comportamiento canalla (despreciable y de malos procederes, dice el diccionario), al lenguaje tremendista, a la quintaesencia del acebozaplanismo más genuino, teñido de la soberbia propia de su máximo referente, José María I de Aznar y V de Botella.

Ya se sabe como son los almuerzos de navidad. Que si el aperitivo, que si el vino blanco para los mariscos y el tinto para la carne, que si el cava para los brindis y... los discursos.

Y así pasa lo que pasa. Pasa que a Mario Rodríguez, presidente de la Confederación de Empresarios, se le ocurre decir que en Canarias vivimos en un estado policial. Que esto de que la Fiscalía Anticorrupción haga su trabajo los tiene a todos en una especie de sinvivir.